Juan Ramón Martínez
Concluido el primer “partido” en que Libre, le ganó a todos los hondureños, la oposición tiene que prepararse para el segundo encuentro. Ordenando sus filas, revisando estrategias; y, además, cuidando los flancos más débiles, evitando ser atacado por allí; y privilegiando la confrontación por aquellos en donde el régimen de Libre, es memos sólido y fuerte.
En una primera revisión del adversario, es obligatorio reconocer que Libre ataca, furiosamente, por todos lados. Y que, al hacerlo, obliga a la oposición a unirse para defenderse. Aparentemente, “el director técnico” y el estratega debilitado, se confió. Creyó que haber transformado a la Comisión Permanente en una herramienta sustitutiva de la soberanía popular que representa el Congreso Nacional, sería fácilmente aceptado por la oposición. Y que, por la sorpresa, saldrían aullando a esconderse. Pero no. Más bien la oposición, ha respondido en forma alegre y vistosa, alimentada por el escándalo que se ha trasladado rápidamente al exterior. Porque, además, cometieron el error de abrir varios frentes simultáneos. Después del daño inferido con la suspensión de relaciones diplomáticas con Taiwán, la emprenden contra Israel, olvidando la sensibilidad de los Estados Unidos, ante los ataques a su aliado favorito. Retirar el embajador hondureño, provocó malestares en muchos que, no hacían caso de las tonterías dichas por los voceros antiimperialistas hondureños. De modo que las acciones de la “Comisión Permanente”, fueron valoradas con un juicio de mayor peligrosidad. Ello provocó la reacción de los senadores, republicanos y demócratas, incluido Tim Keine, que fuera candidato a la vicepresidencia con Hillary Clinton. Y que, siendo joven estudiante estuvo trabajando durante sus vacaciones en la ciudad de El Progreso, donde acompaño al padre Guadalupe.
En conclusión, Libre que, había sorprendido al público con un gol tempranero, ahora resulta que recibió la rechifla del público desde las graderías. Porque resulta que el éxito con un gol sorpresivo que emocionara tanto a algunos inocentes constitucionalistas, fue acompañado con una “agresión” al árbitro. Lo que ha provocado que el público se indigne e incomode. Porque como lo dijimos, Libre al mostrar un poder excesivo y un triunfalismo amenazante, volviose peligroso para todo el mundo. En pocas palabras, lo que fue un éxito, se ha convertido en un fracaso, porque el gobierno de Xiomara Castro, ahora está en el centro del huracán, sin que nadie -ni siquiera el “consultor estratégico”- sepa que se pueda hacer. El Canciller Reina, recurre a descalificar las preocupaciones del gobierno de Estados Unidos, olvidando que cuando cayó el primer gobierno de Zelaya, la casa donde buscó auxilio fue la de la Secretaría de Estado, en donde imploró la intervención de los Estados Unidos. El irrespeto de Fabricio Sandoval, vicepresidente del Congreso Nacional, ha sido muy mal recibido porque, al referirse a la embajadora de los Estados Unidos, le ha faltado al respeto a su calidad de dama singular, que obliga la consideración de todos.
Es evidente que, el gobierno de Xiomara Castro, está “herido bajo el ala”. Pero no hay que creer que está derrotado. Como dicen los que saben, “el gallo viejo, con el ala mata”. Por ello, la oposición no puede confiarse a que el gobierno de Estados Unidos le saque las castañas del fuego. Es necesario que el pueblo salga en las calles; que los políticos se manifiesten con valentía; y que las organizaciones de la sociedad civil, definan sus posturas. Mostrar miedo, puede darle oxígeno a Libre que, por sus “fuerzas morales”, tiene mayor capacidad de recuperación.
En fin, hay dos errores que la oposición democrática no puede cometer. El primero es creer que todo está definido. Que ahora ha llegado la hora de dispersar las fuerzas convocadas. Y el segundo, pasar por alto que, el día después, cuando Libre ya no esté en el poder, las cosas volverán a la normalidad porque los vencidos se irán a lamer sus heridas, esperando una nueva oportunidad dentro del sistema electoral. Libre, no dejará tranquilo a nadie que gobierne al país después de ellos. Por lo que la oposición, tiene que mantenerse unida, creando un gobierno de integración, con la participación de todos los sectores; y con un gabinete donde estén los más competentes, para darle satisfacción inmediata a los reclamos insatisfechos del pueblo. Y por supuesto, rectificando los yerros diplomáticos de Libre, reconstruyendo los rotos tejidos de las alianzas tradicionales de Honduras.
